La sociedad
de los años 60 impactó sobre Andy Warhol. Tanto él mismo, como su arte,
provocaban a través de su originalidad, diversas críticas. En muchas ocasiones
se le reprochaba que sus técnicas parecieran meramente, copiar imágenes
cotidianas, eliminando de este modo, el proceso creativo.
Podemos
considerar a Warhol como ``el último pintor de la tradición clásica’’ Ya que se
oponía al expresionismo y a las figuras abstractas, de ahí que siempre
representen objetos bidimensionales, sin profundidad, buscando quebrar todas las tradiciones: color, las formas, las
líneas y en general con los temas de sus obras, que rompían esquemas.
www.impresion-arte-037.blogspot.com.es/2012/05/el-pop-art-y-andy-warhol.html
Está estrechamente
relacionado con la era moderna, y el hecho de que su producción artística fuese en masa, rompía con la imagen
del artista solitario que completa por si solo cada una de sus obras.
La cultura
de masas de EE.UU también manifiesta aquella tensión entre la tradición y la
modernidad. En la misma época de Warhol, se manifiestan efervescencias sociales
potentes respecto a sectores postergados de la sociedad como pudieran ser: los
sectores negros, los movimientos feministas, los ‘’Green Peace’’.
Muchos
críticos reconocen que el eje central de su arte es la obsesión por la muerte.
La presencia de sus objetos plasma una rebelión contra el paso del tiempo, el
movimiento o el individualismo. De ahí que Warhol y todos los objetos que
representa como las sopas, las botellas
de Coca Cola, los sellos postales, los billetes, los plátanos, hablen de
un proceso de decadencia que intenta ser detenido.
Aquella
obsesión con la muerte se explica por la sociedad de consumo, que produce
objetos perecibles, transitorios, ya que hasta las sopas de Campbell, tienen
fecha de caducidad.
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